Soy caricaturista, feminista distópica, arquera … muchas cosas: Margaret Atwood
Malini Nair Enero 31, 2016.
En una aparición hilarante en una serie de comedia canadiense, Margaret Atwood se sitúa en uha porteía de hockey sobre hielo con el uniforme completo y dice: «La gente siempre me pregunta si soy primero poeta y después novelista o viceversa. La verdad es que realmente pienso en mí misma como… ¡una arquera!» La poeta y autora de libros memorables como El cuento de la criada, El asesino ciego y Alias Grace, se cuenta entre los principales literatos de Canadá pero ella es también un sorprendente número de cosas inesperadas: piragüista, caricaturista, incluso inventora. Autor cuya obra más reciente es The Heart Goes Last, publicado por Bloomsbury, cuenta Nair Malini que es más que las etiquetas que las personas le adhieren.
Un icono literario respetado que ahora dibuja y escribe para novelas gráficas a los 76 años. ¿Cómo sucedió esto?
Estoy escribiendo Angel Catbird (una trilogía sobre un superhéroe parte-gato, parte-ave) para Dark Horse Comics y dibujé las viñetas de The Secret Lives of Geek Girls para una antología financiada a través de Kickstarter. Pero las novelas gráficas no son exactamente una idea nueva, ¿sabes? Eran grandes en la década de 1940; las caricaturas han sido una gran cosa desde finales del siglo 19. Y hay una gran tradición de historias contadas en pinturas y tallas en las paredes, catedrales y tapices de todo el mundo. Es sólo que las los jóvenes han comenzado a tener un mayor interés en los cómics, especialmente historias serias contadas en el formato cómic. Dibujé cómics cuando era niña, y dibujé una tira en la década de 1970 para This Magazine; se llamaba La mujer superviviente. Ella era una súper mujer canadiense que llevaba raquetas de nieve, por lo que no volaba como lo hacen en Estados Unidos. No hacía casi nada, excepto sentarse en la acera y pensar (escenifica poniendo el bajo la barbilla).
Has diseñado un dispositivo de firma remota llamado LongPen y escrito el guión y ha dado voz al drama de audio para Zombies, Run!, una aplicación de fitness – una vez más, cosas no muy literarias.
Siempre me he interesado en la tecnología. Crecí en el bosque, donde sabes cómo arreglar tu lancha de motor. En la escuela, mi prueba de aptitud tuvo dos resultados, uno dijo que debería ser bibliotecaria y el otro que mecánica. Estas son cabriolas y los canadienses las hacen todo el tiempo. En cualquier otro país, serían consideradas contraindicadas para un icono literario. Pero siempre tengo una doble vida. He hecho portadas de libros incluyendo los míos, hice carteles en serigrafía cuando era más joven. Manejé una editorial y publiqué en revistas literarias bajo diferentes nombres. He actuado en obras de teatro, pintado escenarios, diseñado la hoja de programas y he imprimido carteles para ellas. En Canadá de la década de 1950, hacías muchas cosas si eras parte del campo creativo.
Las palabras feminista y distopía son los más utilizados para describir tu escritura, por lo general juntas.
Sólo cinco de mis libros se pueden describir así. Pero a la gente le gusta las etiquetas, es más fácil para ellos al enfrentarse contigo. Soy una dibujante, una arquera, una feminista distópica… muchas cosas pero no se pueden representar todas las realidades de la vida de una persona en un momento dado.
¿Cómo ha cambiado el feminismo desde la gran ola de la década de los 60, de la que debes haber sido testigo?
¿Sabes? Canadá no fue influenciado por toda la ola feminista como Estados Unidos lo vio en los primeros años 60. En Canadá, siempre se ha esperade que las mujeres tengan un trabajo. Mi propia abuela estaba más cerca del espíritu pionero de los primeros canadienses que cualquier otra cosa. Nunca tuvimos que usar los vestidos con volantes de color rosa o perder el tiempo en los sofás y ninguna de las cosas freudianas. Doris Anderson ya había lidiado con muchas de esas cuestiones en las décadas de 1950 y principios de los 60 en la revista canadiense de las mujeres, chatelaine. Nos hemos perdido de toda la emoción de los EE.UU. de estar en las aguas estancadas culturales (risas).
Pero ¿nunca has encontrado que alguna de las distopías feministas que escribes, por decir en El cuento de la criada, que se hace realidad?
Ah sí. A las mujeres siempre se les ha dicho qué hacer –quedarse en casa durante la Depresión para que los hombres puedan obtener puestos de trabajo, trabajar durante la guerra, y de nuevo volver a casa una vez que termine la guerra. Ya había signos de una reacción (contra el feminismo) cuando el cuento de La criada fue publicado– el conjunto de la discusión de cómo-hacer-que-la-mujer-de-quede-en-casa fue en los años 80. Si partidos y grupos están hablando de un determinado programa, lo más probable es que lo lleven al final. Las personas deberían haber prestado atención cuando Mein Kampf fue publicado. Ahora estamos en la tercera ola del feminismo, donde la violencia, la violación y asesinato de mujeres es noticias diarias y los eventos en la India fueron un gran empujón en esta ola.
La India está discutiendo varias cuestiones de las mujeres. ¿A dónde ves que esto se dirije?
El feminismo es siempre un proceso. Nunca habrá un momento en que todo cambie, y el cambio no es siempre para mejor. Mucho depende también de la situación económica de las personas y lo que la gente tiene que comer. No se puede hablar de igualdad de derechos si las familias están muriendo de hambre. He estudiado las microfinanzas en la India; ahora, esto es algo que podría habilitar a las mujeres, ya que les da agencia y valor.
Fuente: http://timesofindia.indiatimes.com
Traducción: Adriana Raggi